En Nueva York, tener agujas y lana en mano ya no es exclusivo de las abuelas. El boom de los tejedores se extiende entre los más jóvenes, que encuentran en los bares temáticos espacios para lucirse.
Aunque tejer siempre fue asociado a las abuelitas y a las solteronas, ahora cada vez más jovencitas "cultas", e incluso hombres –¡sí, hombres! –, se suman a esa práctica para socializar y relajarse "a la moda". Se trata de una nueva tendencia en la que también son protagonistas los knitting cafes, o cafeterías en las que se puede tejer una bufanda mientras se charla y se hacen amistades sobre una taza de chocolate caliente o, por qué no, una cerveza.
Proliferan en Nueva York, aunque también en otras grandes ciudades de Estados Unidos, y se perfilan como negocios de esparcimiento temático prometedores, a juzgar por el crecimiento de tejedores y de ventas de lana y agujas de tejer de la última década. Según un estudio del Consejo del Estambre y la Artesanía de los EE.UU., el número de mujeres que saben tejer aumentó de 35 millones en 1994 a 53 millones en 2005, y es posible que a éstas se sumen unas 94 millones de mujeres más en el futuro cercano. El estudio reveló, además, que son las mujeres de entre 25 y 34 años, y no las abuelitas, las que están impulsando las ventas de estambre a escala nacional.
Para aprovechar el tremendo potencial de mercado que representan las jóvenes tejedoras, la editorial SoHo Publishing y el fabricante de estambres Lion Brand Yarn acaban de lanzar conjuntamente la revista Knit 1, que presenta las últimas tendencias de la moda. "El 2005 ha sido fenomenal, un año récord para las ventas de estambre", señala Richard Brown, presidente del Consejo del Estambre y la Artesanía de EEUU, para quien el tejer "no es una moda", sino "una evolución, un fenómeno de los estilos de vida" contemporáneos.
A su juicio, el motor del fenómeno es social, ya que "cada vez más personas, sean adultos o niños, quieren ser parte de la gran comunidad de tejedores de punto y ganchillo de EEUU". Su apreciación se extiende a celebridades como Julia Roberts, Cameron Díaz y Sarah Jessica Parker, que tienen entre sus aficiones la de tejer, y a un grupo cada vez mayor de hombres, que se reúnen en los nuevos cafés para efectuar esa tarea.
"Boyz Nite", todos los viernes en el café Knit New York, es la noche especial de los chicos que tejen, mientras que la clientela del Knit Café, en Los Angeles, incluye no sólo a hombres, sino también a niños, según su dueña, Suzan Mischer. Pero para asesorarse y saber en qué "círculo" de tejedores de punto y ganchillo se encaja mejor, se pueden consultar las listas de la Crochet Guild of America y The Knitting Guild Association, que incluyen a prácticamente todos los clubes de los EE.UU.
El fenómeno de tejer en público bien podría verse como una suerte de terapia de grupo en una sociedad cada vez más individualista, donde la incertidumbre económica y política, el estrés y las nuevas tecnologías están incitando a una suerte de "retorno al pasado".
Así, los habitantes de grandes ciudades se sienten cada vez más atraídos por actividades como el tejer, la nutrición orgánica, la medicina alternativa, la elaboración de artesanías o el Feng Shui, el antiguo arte chino de acomodar el ambiente de la casa y el trabajo para atraer energías positivas.
En la era de Internet, del consumo y de la producción masiva, la satisfacción de crear algo con las manos se convierte en un refugio cada vez más buscado.
Diario Clarin / Argentina 2006
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