Esta nueva iniciativa del Gobierno Porteño está buscando librar a nuestros niños de toboganes cojos, subibajas giratorios, hamacas con cadenas limadas y peloteros rellenos de pelotitas con púas embebidas en curare, entre otras trampas mortales dignas del Vietcong. Confiamos en que en algún momento se instalen otros entretenimientos de máxima seguridad, diseñados por “Ultra-Safe Games”, la compañía líder en JUGUETES A PRUEBA DE BOBOS:
-El “Salva-Culos”: Se trata de un tobogán hecho de almohadones subidos uno arriba del otro. Se sube no por una escalera sino por cuatro o cinco almohadones apilados (rodeados de almohadones, para evitar los golpes ante una caída) y luego el infante se “tira” (es una manera de decir), deslizándose suavemente por una “pendiente”, por así llamarla, confeccionada con almohadones (no muy diferente de la “escalera”), de unos treinta y cinco centímetros de altura (aunque para los más audaces está la “Destripaintestinos”, de cuarenta centímetros), elevada en un ángulo de 160 grados. Incluye una maestra jardinera sonriente, dopada, con entrenamiento en heridas de guerra, que se coloca al final de la “pendiente” para “atrapar” la “caída” del niño.
-El “Queda-Queda”: Una versión de máxima seguridad del subibaja, consistente en una tabla que no sube ni baja, ni se mueve, no hace nada, engrampada al piso con bulones industriales, recubierta de almohadones, de una altura de 25 centímetros (La versión “Everest”, para los niños amantes de los deportes extremos, llega hasta los 28 centímetros), con almohadones a los costados, como medida de seguridad ante una posible caída (por ejemplo, si el niño tiene un ataque cardíaco). Dos maestras jardineras – una a cada lado de “Queda-queda” se encargan de reducir los riesgos. También se puede utilizar como “banco”.
-El “Banco Loco”: Una versión segura e inofensiva de la hamaca, que tampoco se mueve y en lugar de estar pendiendo peligrosamente de una estructura de caños está afirmada al piso por cuatro patas engrampadas al piso, rodeada de almohadones y cuatro maestras jardineras, una de cada lado. No se mueve (En realidad se llama “Banco Loco” porque está pintada de amarillo. La versión “Vértigo Mortal” esatá pintada de amarillo y rojo). Se puede cubrir con una funda celestita y usarlo como “banco” a secas.
-El “Arrastrado”: Se trata de un trepador de caños que en lugar de estar elevado peligrosamente en toda su verticalidad, intentando tocar las nubes, ha sio colocado prudentemente TIRADO EN EL PISO. Totalmente rodeado de almohadones, colchonetas inflables, media docena de maestras jardineras y ghuardias armados con perros y pistolas lanzagases, puede recorrerse su interior sin la necesidad de esforzarse y arriesgarse a romperse un ligamento. Los caños, además, han sido reemplazados por flota-flotas de gomaespuma anudados, para evitar posibles roturas de cráneo. Por fin, para evitar posibles envenenamientos por ingestión de gomaespuma arrancada a dentelladas – viste cómo son los pibes - se reemplaza a los niños por un mono que recorre la estructura; luego se le entrega a cada niño un video donde se ha reemplazado con animación 3D al mono por el propio niño. Mientras tanto, los niños propiamente dichos están sentados en el “Arrastrado sector B”, un “banco” engrampado al piso rodeado de almohadones, a varias cuadras de allí, por si en una de esas el mono se escapa y hace un desastre.
-El “Nirvana”: Se trata de un pelotero / laberinto inflable, sin pelotas (los niños se las comen y se atragantan, viste cómo son – y sin aire, para evitar posibles pérdidas de aire – a veces los chicos muerden el plástico para comérselo - que le puedan dar de lleno en la cara a una criatura y pasmarla; en lugar de eso, el “Nirvana” se resume en un inmenso cuarto acolchado, pintado de beigecito – el blanco puro puede lastimar la vista de nuestros educandos en formación –, pero tampoco tan tan acolchado que de golpe salte y al caer se rompa todos los huesos, y recubierto con un material poco apetitosop – y, viste cómo son los chicos - donde no hay nada para hacer, ni otros niños que puedan atacar a nuestros niños a mordiscones o con armas, ni videojuegos – son violentos – ni pelotas de fútbol – inducen al niño a la fantasía malsana de que puede ser una estrella deportiva, impulsándolo a la búsqueda del éxito fácil, la droga y a robar – y sí un televisor, pero sin programas violentos o consumistas o con colores demasiado chillones; en realidad este aparato contiene un solo canal con un solo programa: “El show de Beige, el Almohadoncito”, un almohadoncito beige muy blandito que canta canciones de una sola nota, pero las canta con el relleno, no tiene boca ni cara ni nada para que los niños no tengan pesadillas. Lo bueno de este juego es que no necesita maestra jardinera, pero se le pide a la Madre del niño que firme un papel renunciando a todo reclamo judicial y obligándola a estar a su lado y defenderlo con su Vida si hace falta.
Podeti / Yo contra el mundo / Diario Clarin 2006
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