Los criminales del futuro no van a poder ni siquiera ir a cenar tranquilos. No tanto porque la policía sea cada vez más inteligente sino porque los científicos son cada vez más astutos. Investigadores de la Universidad La Jolla de California se lanzaron en 2005 a la caza de probables huellas que un criminal pueda dejar en donde quiera que haya alimentos que seduzcan a algún malhechor en ayunas.
En el curso de la búsqueda, los investigadores invitaron a un grupo de "sospechosos" a cenar. Los elegidos podían servirse de un buffet que, tras la partida de los comensales, comenzó a ser tomado bajo la lupa por los científicos. La sensación científica radica en que tras la comilona, se pudo reconstruir el perfil genético completo del 43% de los invitados y pruebas fehacientes de la participación del 33% del grupo.
Los rastros de mordiscos en alimentos fueron suficientes para identificar a casi la mitad de los presentes cuyas huellas recogidas estaban a prueba de cualquier corte. Así que a partir de 2006 a los únicos criminales que se les ocurrirá comer algo en el lugar de los hechos son aquellos que no leen noticias sobre adelantos científicos.
Elefantes y karaoke:
Hasta ahora de los elefantes se ha dicho que tienen una "excelente memoria" y que guardan luto a sus muertos, pero de que también sean imitadores es algo ciertamente nuevo. Aunque eso no debiera extrañar en la era del karaoke. En efecto, científicos noruegos descubrieron que ciertos elefantes en Kenia emitían sonidos semejantes al zumbido de un camión de carga.
Tratando de explicarse la razón de tan particular expresión, descubrieron que dichos elefantes vivían en una reserva cruzada por una carretera frecuentada por camiones. Cuando encontraron que un elefante africano en un zoológico suizo hacía los mismos sonidos que su congénere asiático, concluyeron que los elefantes pueden imitar sonidos, no importa de qué o quién provengan. Aunque no se puede decir que los elefantes sean los papagayos africanos, se da por hecho que son aún más inteligentes de lo ya se creía.
El despertador vigía:
Los despertadores son los aparatos más útiles pero más detestados en un dormitorio. Esto último se debe, sobre todo, a que frecuentemente se activan cuando el durmiente aún no está preparado para despertarse. Estudiantes de la Universidad de Brown en los EE.UU. quisieron buscar una solución a este dilema. La idea fue entonces inventar un reloj "inteligente" que sepa el momento ideal para sacar de la cama al cliente.
El resultado es tan efectivo como aparatoso. El revolucionario reloj mide con electrodos las corrientes nerviosas de quien duerme y calcula el momento en que debe o puede despertarse descansado. Al pijama, si es que alguien aún la utiliza, se le sumaría ahora una diadema con electrodos conectados a un reloj computador. Todo sea por noches de sueño realmente reconfortantes.
Inventos del hombre contra la humanidad:
Pero mientras los unos fabricaron este año un despertador más humano, Gauri Nanda del Instituto de Tecnología de Massachusett, hizo uno no menos efectivo pero incomparablemente más repelente. Nanda inventó un reloj que después de timbrar la primera vez, rueda en todas las direcciones fuera del alcance de quien consiga acallarlo para poder dormir unos minutos más.
Este despertador es tan resbaladizo que incluso se esconde cuando es perseguido. Aunque a nadie le deseamos un despertar así, lo cierto es que la idea convenció al jurado que le otorgó a Gauri Nanda el Anti-Premio Nobel 2005. ¿El mérito? Un adelanto de esta envergadura garantiza que muchas personas abandonen la cama de una vez por todas y ayuden a sumar "muchas horas de trabajo productivo".
José Ospina Valencia
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lunes, octubre 23, 2006
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