lunes, octubre 30, 2006

Al ritmo de un planeta eterno

Lenta, lentísima, a la velocidad de un planeta eterno... La pieza musical Longplayer ya lleva 2210 días de reproducción continua, desde el 31 de enero de 1999. Es que es larga: fue compuesta para durar 1000 años.

De tan lenta, lo que se escucha son vibraciones, sin apuro. Todo empezó con 20 minutos de grabaciones de cuencos tibetanos (los mismos que con su sonido ayudan a la meditación). Cada dos minutos, una Apple iMac toca seis pasajes de la grabación con distintos tonos, suficiente para que la pieza pueda durar diez siglos sin repetirse, jura el músico inglés Jem Finer, ideólogo de Longplayer y ex bajista de la banda The Pogues, por ejemplo.

Para escuchar la instalación in situ habrá que ir a Gran Bretaña y acercarse a un faro londinense del siglo XIX, a orillas del Támesis, en el muelle de Trinity Buoy, al Este. O bien en la Orangerie, en Nottinghamshire. Otras opciones más remotas son Egipto, en la Biblioteca de Alejandría, y Australia, en Queensland, en el foyer del teatro de la usina Brisbane. Además, hay un libro, con ensayos, diagramas, audio y fotos (Longplayer, por Jem Finer). Y, una suerte, se puede seguir en Internet: www.longplayer.org .

Copyright S. A. LA NACION 2006. Todos los derechos reservados

No hay comentarios.: